domingo, 27 de junio de 2010

Ciencia y Pseudociencia (Parte primera).-


La ciencia y el método científico son, sin lugar a dudas, el legado histórico de mayor trascendencia para la humanidad. A pesar de que el método científico como tal (el procedimiento detallado de hipótesis, experimentación, resultado y observaciones) forma parte de la historia reciente del hombre (se dice que fué Galileo Galilei el que detalló los pasos a seguir a mediados del siglo XVI), la ciencia ha estado en la mente de los hombres antes de que se inventara la palabra. Aún antes de pensar en ello, ya estaban haciendo ciencia.

La ciencia es mucho más que la búsqueda de explicación a algo. La ciencia es el producto de la sed insaciable de conocimiento, de la curiosidad, de la necesidad de comprender cómo funcionan las cosas. Es un largo camino que la humanidad ha transitado en busca de respuestas. En el trayecto se han encontrado algunas de ellas, otras aún se escurren de nuestras manos, como quien intenta sostener gelatina con ligas.

Si algo tiene la ciencia que le hace inmune a la falibilidad de los sentidos del hombre, es que consta de un riguroso sistema de autocrítica y, como la democracia, está siempre abierta a nuevas ideas. Si un científico tiene una buena idea, es apoyado por la comunidad en el desarrollo de la misma, su idea es debatida, estudiada, puesta en práctica y expuesta a todo aquél que esté interesado en conocerla. Si la idea da resultados incorrectos, no es válida o simplemente no sirve, es desechada, y se le sugiere al científico explorar nuevas ideas. Si la idea es efectiva, es comprobable mediante experimentos y dá resultados, entonces es puesta a prueba hasta los límites, para comprobar en qué punto deja de ser efectiva.

Tomemos por ejemplo la ley de la Gravedad de Isaac Newton. Como es sabido, sus ecuaciones fueron capaces de predecir los movimientos orbitales de los planetas con exactitud, el movimiento de los objetos y explicaban casi todo, desde la forma del planeta hasta las mareas (cuyos movimientos son producidos por la gravedad de la luna). Pero cuando se ponen a prueba las ecuaciones de Newton en condiciones de gravedad intensa, o de altas velocidades, dejan de ser efectivas, dando resultados que no concuerdan con la realidad. Aún así, aún se emplean las ecuaciones de Newton para realizar cálculos en la tierra, e inclusive gracias a dichas ecuaciones fué posible el alunizaje de las misiones Apollo a la luna (con unas pequeñas correciones Relativistas de la teoría de Einstein).

Pero en su búsqueda de respuestas, el hombre no se ha valido únicamente de la ciencia. También ha ideado otros recursos que proporcionen respuestas. Recursos que lamentablemente carecen de fundamentos comprobables y de autocrítica, pues para mantener su credibilidad su argumento precisa ser irrefutable y exento de estudio o análisis. Estos recursos podría resumirlos como la Teología y la Pseudociencia.-

En el caso de la Teología, el pilar fundamental que sostiene todas las religiones se trata de una ¨revelación divina¨ que consiste en revelar, descubrir o hacer algo obvio a través de comunicación activa o pasiva con alguna entidad sobrenatural, lo que implica que toda la verdad ha sido comunicada a una única persona cuya misión es difundirla a todo aquél que quiera escucharla. Según los teólogos, la diferencia entre ciencia y religión es que ven las cosas de diferentes puntos de vista. La ciencia se pregunta cómo funcionan las cosas, mientras que la religión se pregunta si habrá una razón para que las cosas sucedan, si existirá algun poder superior que domina los acontecimientos. Cuéntese entre estos recursos el judaísmo, cristianismo, indúismo, budismo, a los musulmanes, hare krishna, testigos de jehová, protestantes, pare de sufrir, orishas, etc. etc. Las respuestas a todas sus preguntas están dadas por la voluntad de un ente superior. Si hay algo que no logran comprender, simplemente se conforman con la idea de que aquello es obra de una fuerza superior.  

Continúa en siguiente artículo.-

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