Pena de Muerte: ¿Una opción?-

Imagen tomada de:http://weblogs.clarin.com/itinerarte/archives/HORCA-3.jpg

Hace un mes aproximadamente, añadí al blog una encuesta referente a la implementación de la pena de muerte como máxima en el sistema penitenciario ó judicial venezolano, para conocer la opinión de aquellos usuarios que quisieran participar. El resultado final fué de 10 votos, de los cuales 5 aprobaban la medida, 3 la rechazaban y 2 no estaban seguros.

A decir verdad, esperaba una participación mayor. Es posible que la encuesta haya pasado inadvertida debido a su ubicación y a los colores del site, pero aún así los resultados fueron satisfactorios pues obtuve datos que indican una mayoría favoreciendo la moción.

La razón principal que impulsó la recolección de datos acerca de tal moción es la evidente y acentuada alza en los índices delictivos de los que somos víctimas día a día. No es un secreto para nadie que estamos viviendo en un país en el que cada quién hace lo que le place y nadie intenta impedirlo. Los organismos preventivos están corrompidos hasta el tuétano, desde los directores hasta los funcionarios que patrullan las calles, que matraquean y asaltan deliberadamente a ciudadanos indefensos. En los periódicos están las pruebas.

Pienso que el problema con los organismos preventivos tiene varios orígenes. Uno de ellos es lo mal pagados que son los funcionarios policiales, que se juegan la vida cada vez que salen de su casa a patrullar las calles, pues a un policía nunca le faltan enemigos. Otro de los factores atenuantes radica en la modificación del Código Orgánico Procesal Penal, la que garantiza los derechos humanos de los delincuentes, inhabilitando así a los funcionarios en el uso de la fuerza y armas de fuego en el cumplimiento de sus funciones. En otras palabras, si un policía es objeto de disparos por parte de un delincuente, el mismo puede responder ciudando de no asesinar al enemigo, pues de hacerlo pagaría con la cárcel.

Vemos entonces cómo los asesinos tienen derecho a la vida, pero no sus víctimas. Vemos también cómo un asesino puede abatir a un funcionario público que tiene familiares, hijos y responsabilidades y su única pena es ir a una cárcel, en la que pasará tantos años como el juez decida subsidiado por los impuestos que los ciudadanos pagamos. Vemos finalmente cómo las cárceles son universidades para delincuentes, pues al egresar de las mismas son profesionales delictivos y han creado fuertes vínculos con mafias y funcionarios corruptos.

Me pregunto entonces: ¿Por qué deben mis impuestos subsidiar la manutención de individuos inescrupulosos, amigos de lo ajeno, asesinos, violadores y demás aberraciones sociales, que no se preocupan por las vidas que toman?.

Evidentemente, estoy muy de acuerdo con la implementación de la pena de muerte como máxima en el sistema judicial, pues la misma tiene varias repercursiones. En primer lugar, los maleantes no tienen miedo de las cárceles, seguramente porque varios de sus compinches ya están viviendo en una de ellas. Pero sí temen a la muerte. Aún a pesar de estar consientes de que sus actos están mal, creen en ¨Dios¨ y rezan antes de cometer alguna fechoría. ¿No sería lógico pensar, que los delincuentes cesarían en sus fechorías bajo la amenaza de perder la vida?.

Debo aclarar que no me refiero a implementar un sistema ¨Ojo por ojo, diente por diente¨. Propongo incluir una pena capital, como otros estado de américa así lo han hecho y ha rendido frutos. ¿Por qué debe alguien que arrebató la vida a otro, conservar la propia?.

Es una cuestión de responsabilidad. Cada quien debe asumir las consecuencias de sus actos. A ningún padre o madre le gustaría observar como su hijo es ejecutado. Pero, ¿acaso el convicto consideró a sus padres a la hora de cometer su fechoría?.

Creo que el principal inconveniente en la implementación de tal medida radica en la transparencia y autonomía del sistema judicial. Es evidente cómo en nuestro país la justicia no sólo es ciega, sino sorda, mocha y patuleca. Los jueces y juezas de la república ya no son imparciales y sensatos, sino obtusos y politizados. El sistema judicial es manipulado por los fétidos y putrefactos hilos gubernamentales y sus intereses. De implementarse tal medida, podríamos presenciar cómo son sentenciados a ejecución todos los disidentes, opositores y libres pensadores que se atrevan a emitir su opinión sobre cómo se están haciendo las cosas.

Para lograr que una medida como ésta sea realmete justa y efectiva, es necesario un sistema procesal transparente, autonómo e imparcial que pueda decidir cuáles serán las penas de los delincuentes de conformidad con la ley.

Creo que este es un tema del cual falta mucho por abordar, y posiblemente sigar ahondando en el mismo más adelante. Las repercusiones de tal medida son muchas, buenas y malas, pero aún así creo que sería una solución viable. Lastimosamente, no contamos con un sistema judicial apto para impartir justicia, y estamos muy lejos de conseguirlo. Cada día más y más lejos.-