domingo, 3 de enero de 2010

A cada cochino, le llega su domingo.-




Efectivamente, a cada cochino le llega su domingo. Y hoy fué el domingo del cochinito de mi trabajo. Habiendo cumplido exitosamente su árdua labor de recolección, y tras haber sido sometido a 3 cirugías de extracción del material que obstruía la óptima recolección de mas donativos altruistas por parte de nuestra amada (y odiada) clientela; el día de hoy cesaron sus actividades, viéndose tristemente descartado y relegado al olvido.
Por tonto que parezca, más allá de apreciar la importante labor que cumplía, en realidad me encariñé con nuestro cochinito. Me gustaba mucho su estilo, éra único entre los de su especie. Su brillante indumentaria, ese aire de intelectual que le conferían sus anteojos, la sonriso alegre que la que daba la bienvenida a los salvajes clientes que nos visitaban. En fin, era especial.

Hoy, al verlo solo y deprimido, yaciendo entre la basura, una conmoción sentimentaloide me invadió, por lo que decidí rendirle un merecido homenaje a nuestro cochinito, porque es un cochinito ejemplar.

Gracias amigo, por los servicios prestados. Siempre te llevaremos en nuestros corazones, y esperamos ansiosamente la víspera de tu regreso, porque sabemos que regresarás.-







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