Hace 108 años, fueron instituidos por el inventor sueco Alfred Nobel (invetor del TNT o dinamita) una serie de premios en reconocimiento al trabajo realizado por los nominados al galardón en varias áreas específicas. Entre tales áreas se cuentan Física, Química, Medicina, Literatura, Economía y Paz.
La nominación y entrega del premio no es para el mejor científico, literato, médico ó mártir. El premio es en reconocimiento al trabajo más destacado que beneficie a la humanidad. Un ejemplo claro de ello, es el premio entregado a Albert Einstein por su teoría de la relatividad general, o a Marie Curie por su trabajo sobre la radiactividad y el descubrimiento del Polonio y el Radio. No se trata de ser el mejor, sino un reconocimiento a la dedicación.
Hace algunos meses cuando escuché por la radio que el presidente Hugo Chávez fué nominado a recibir el Premio Nobel de la Paz, me reí bastante. Evidentemente las personas que le nominaron no viven en Venezuela y no viven el día a día del ciudadano venezolano, acosado por la inseguridad, azotado por la inflación, amenazado por la incertidumbre, agobiado por la impotencia y aplastado por la autocracia. Si aquellos que le nominaron conocieran la realidad que viven los ciudadanos venezolanos, su impresión sería otra.
Realmente: ¿Cómo puede ser nominado a premio por la paz una persona que se ha encargado de didivir y enfrentar a la población que padece su mandato?. Una persona que ante la menor incidencia diplomática recurre a la expulsión de embajadores, y amenaza con iniciar movimientos bélicos. Se trata de una persona en cuyo discurso nunca faltan las palabras guerra, soldados y batalla, además de los respectivos improperios que escupe sin preocuparse de a quien le cae la saliva. Además, ha dado pie a una carrera armamentista nunca vista en américa del sur. A mi parecer, una persona como la antes descrita no es precisamente alguien que luche por la paz.
Reflexionando un poco sobre la situación actual, y de cómo el presidente se ha hecho notar como ningún otro en la historia de mi país en la política mundial, sale a relucir la más evidente de las soluciones: Seguramente, aquellos que le nominaron se han visto beneficiados del despilfarro de recursos naturales y económicos, que el presidente muy diligentemente se ha avocado a repartir a gusto a aquellos que, muy inteligentemente cabe acotar, le rodean y alaban como ¨líder¨ revolucionario. Recursos que debían ser invertidos en el desarrollo endógeno, en la creación de empresas, en la compra de tecnologías que permitieran la independencia económica del estado, el cual lamentablemente es adicto a la importación.
O tal vez no se trate más que de una broma. Tal vez los que le nominaron, lo hicieron sarcásticamente, para luego reírse del presidente mientras lo ven en televisión visitando a dictadores musulmanes y africanos, o paseándose galantemente sobre la alfombra roja de una entrega de premios cinematográficos.
Si bien el que nominaran al presidente me dió risa, no logro precisar la sensación que me dió escuchar que Barack Obama había ganado el premio Nobel de la Paz. Fué una mezcla entre confusión, rabia, decepción, asombro e incredulidad. ¿Realmente otorgaron tal premio al presidente de EE.UU?.
Pues bien, veamos qué ha hecho Mr. Obama: Asumió la presidencia de EE.UU el 20 de enero de 2009. Recibió una nación en quiebra, producto de la gestión de ¨Tiro loco¨ Bush y su pasión por las fusiles y las conspiraciones. Firmó un documento en el que se ordena cerrar la prisión en la Bahía de Guantánamo, Cuba (que por cierto aún está en funcionamiento). Ordenó iniciar el proceso de retiro de tropas americanas de Iraq (pero aumentarlo en Afganistán). A ver... Creo que no se me escapa nada más de importancia.
Viéndolo bién, aunque sus intenciones aparentemente son buenas, la verdad es que no ha hecho absolutamente nada. Guántanamo sigue abierto, Iraq y Afganistán siguen invadidos, la CIA sigue operando en territorio extranjero, proponen la instalación de bases americanas en territorios extranjeros... Pues, ¿por qué coño entonces le dieron el premio?.
Recordemos que se trata de un reconocimiento al trabajo de provecho para la humanidad, en este caso específicamente para la paz mundial, no de ser el mejor presidente o tener las mejores intenciones. Si de tener buenas intenciones se trata, ¿por qué no me dieron el premio a mí?. Yo también tengo buenas intenciones.
Sospecho entonces, que posiblemente la política haya movido algunos hilos... .-
Actualización Rápida:
Para demostrar lo hipócrita que es en realidad Mr. Obama, la misma semana que recibió el Premio Nóbel de la Paz envió mas tropas a los países ocupados en el medio oriente.-
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