Me resulta fascinante como de manera sutil, casi imperceptible, todo cambia. Para bien o para mal, o a veces simplemente es un cambio interno; un cambio de perspectiva, de personalidad, de estatus; a veces todo el entorno cambia pero tú no, y cuando te das cuenta simplemente no lo entiendes.
Un sinfín de opiniones, siempre respetables todas, existen con respecto al cambio y la personalidad. Todos tienen su concepción personal al respecto, y son libres de aplicarlas como mejor les parezca.
Hay quienes dicen piensan como Raffiki, el chamán del Rey Leon, que el cambio siempre es bueno. No importa lo que traiga, sea bueno, malo; transitorio o permanente. Es el ciclo natural, la evolución, el principio y el fin. Los que representamos esta obra de teatro que es la vida sólo podemos acelerar o retrasar un poco las cosas, pero son inevitables.
Tomemos por ejemplo algo diario: El sobrecalentamiento global, el deshielo de los polos, efecto invernadero, contaminación ambiental, extinción, superpoblación, enfermedades, terremotos, tsunamis, inundaciones y (a lo que mas temo) erupciones volcánicas.
Todos estos acontecimientos forman parte del ciclo natural del planeta. Hace mucho tiempo hubo un cataclismo que cambió el ecosistema, exterminando todo habitante de cualquier naturaleza, y no porque contaminaren, ni superpoblaran, mucho menos porque tuvieran conflictos bélicos por tonterías. Simplemente se cumplió un ciclo, e inició otro.
En cualquier lugar encontraremos al menos una persona preocupada por lo antes mencionado, dando discursos consevacionistas y de Green Peace; en los diarios cada día leemos reportajes sobre la degradación del ecosistema, llamando a la conciencia e invitando a colaborar con la perpetuación de la especie. Miles de personas participan en grupos de reforestación y conservación de especies. Que nobles, ¿verdad?.
Pero, hagan lo que hagan, es inevitable el desenlace. Lo único que logran, sin lugar a dudas, es retrasar un poco los cambios, pero no sirve de nada. Si en realidad todos están tan preocupados por perpetuar la especie y la vida en este planeta, entonces deberían obligatoriamente desprenderse de las comodidades que esta maravillosa y floreciente sociedad tecnológica brinda, y volver a la edad media, donde no habían plantas procesadoras de combustible, aceite vegetal y demás consumibles; no existían plantas eléctricas, bombas atómicas, fusiles, pólvora, internet, automóviles, transbordadores, ni demás comodidades que se saben contaminantes, pero son tan indispensables como para dejarlas a un lado en pro de la permanencia de nuestra especie en este planeta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario