Cuando escribí “Patroncito” no pensé que tan pronto se colocara el tema del dinero en el tapete mundial. En aquel entonces, no me animaba aún a determinar el fin del dólar. Sin embargo, tras estos años de agitación política mundial y tras anunciarse la quiebra de varias empresas importantes en los Estados Unidos, se hace necesario repasar un poco en qué consiste el alboroto.
Ya debería ser del consumo común de la gente saber que la invasión de USA a Irak no se debió ni siquiera al petróleo. He visto un artículo de Internet en el cual se hace un cálculo genial sobre los costos de la invasión (dicha información pueden buscarla con el título “¿Teorías de la conspiración?” del catedrático Xavier Sala-i-Martín ) cuya tesis central es que (por razones de lógica) USA no invadió ese país a sabiendas de que las ganancias serían inferiores a la inversión. Es decir, que los Estados Unidos de ante mano sabían que todo el petróleo de Irak no superaría el dinero invertido en la guerra. Por lo tanto, hay que trascender ese tema y preguntarnos: ¿Qué buscaban entonces?
Ya resumiendo mi artículo anterior diré que todo billete en el mundo tiene inscritas la frase “pagadero al portador” o “canjeable en el banco central”. Tener un billete –entonces– significa tener la posibilidad de que el banco central de cada país nos lo cambie por algún bien equivalente. El dinero, aunque duela un poco saberlo, es un simple papel que no tiene valor si no es emitido oficialmente por un banco central. Su posibilidad de canje es el que le da su valor, y hasta 1933 el valor de canje había sido el oro. De allí el término “patrón oro” o Gold Standard. Este patrón fue derogado tras el gran crack o crisis financiera de Estados Unidos a finales de los años 20.
Casi dos décadas después, luego de que los Estados Unidos se convirtieran en el principal ganador de la segunda guerra mundial, se impulsó abiertamente el patrón dólar a través del tratado de Bretton Woods. De tal manera que Estados Unidos pasó a ser una superpotencia básicamente a partir de la ayuda financiera que le suministró a Europa para su reconstrucción con el plan Marshall. Pero esto no fue suficiente. Para impulsar un predominio total de su moneda, debía garantizarse el consumo de dólares a escala planetaria; y para ello desarrolló una política de creación de instituciones financieras como el BM y el FMI para que financiaran o endeudaran principalmente a las naciones más débiles ideológicamente: Centroamérica y Sudamérica.
Cuando Europa comprendió que era un error guardar masivamente el dólar como si fuese un bien (sobre todo porque el dinero no es un bien en sí mismo) la Unión Europea decidió crear el euro. Esto trajo como consecuencia para los Estados Unidos que se desatara un temor en las altas cúpulas del poder debido nada más y nada menos a la posibilidad latente de que algún día el patrón dólar desapareciera, y por ende colapsara el sistema financiero.¿En qué consiste ese temor?
Impuesto el patrón dólar (caracterizado por un gran factor: que tanto las reservas de muchos países como las operaciones de compra y venta de petróleo sean en dólares) la superpotencia se limitó simplemente a disfrutar de la bonanza económica que significaba emitir un papel que todos querían. Aunque parezca una perogrullada, hay que decir que Estados Unidos es el único país que puede emitir dólares. Esto quiere decir que tenemos que imaginar lo que significa emitir y emitir billetes por todo el mundo, sin ningún sustento real. Análogamente sería como si usted extrajera las inagotables arenas del mar a cambio de bienes que otros producen. Usted comenzaría a sacar y sacar camiones de arena y a lucrarse de un bien que no le ha costado ningún dinero, excepto el esfuerzo de su extracción. De tal manera que la aceptación del dólar, produjo una emisión tan grande que 2/3 partes de las reservas mundiales son en dólares.
Hay que entender el asunto gradualmente: el dinero es un bien intangible puesto que debe ser canjeado por algún bien tangible para que adquiera su valor real. Si todo billete debe ser canjeable en el banco emisor, tendríamos que preguntarnos: ¿Por cuál bien canjearía el Banco Federal de Reservas de los Estados Unidos los dólares que se manejan en todo el mundo?
La finalidad de usar un patrón real como el oro, consistía principalmente en establecer un equilibrio entre el papel (la moneda) y los bienes producidos. Si hay más billetes que objetos que comprar, habrá inflación. Por lo tanto, controlar la emisión de monedas es una forma de mantener saneada una economía. ¿No sería lógico pensar que si el problema de la pobreza en el mundo fuese la falta de billetes, tan sólo tendría que emitirse los necesarios y repartirlos a toda la población para acabar con esa situación? Pues, no. Si la emisión no tiene contrapartida en un bien (es decir, si supera la producción de bienes) se genera un proceso de inflación que no es más que la pérdida de valor de dicha moneda.
Ante este temor, lo primero que tendría que garantizarse los Estados Unidos a sí mismo es que los dólares (que durante años emitieron sin control) no vuelvan en masas a su territorio. Imagine que cada dólar del mundo (2/3 partes de las reservas mundiales) retornara a Estados Unidos para pedir un bien a cambio. La consecuencia sería la inflación más abismal que haya sufrido país alguno. Tomemos en cuenta que el gigante de Sudamérica, Brasil, ha vivido inflaciones de hasta 1.000%. Por lo tanto, de lo que hablamos es de una inflación sin precedente alguno. Esto nos da una idea de lo que se están jugando los del norte, y por qué se aprecia cierto desespero por parte de los líderes mundiales.
Entendido que todo le irá bien a los Estados Unidos mientras que este retorno masivo de divisas no se dé; nos encontramos con que luego del año 2.000, varias naciones importantes cambiaron totalmente sus reservas de dólares a euros. Entonces se activó una alerta máxima en Washington puesto que si este proceso que se inició timoratamente en Irak (el 4º productor de petróleo del mundo) lo repitieran otras naciones; la debacle sería instantánea. Por tales motivos, compartimos plenamente las teorías que manejan otros (desde mucho antes) acerca del verdadero motivo por el cual fue invadido Irak. Nos referimos a que fue invadido para preservar el canon del patrón dólar.
Salvaguardado hasta ahora este proceso en Irak (sobre todo porque Rumsfeld dijo que la guerra podría ser eterna [y se entiende la necesidad de hacerla eterna]) no quiere decir que no esté en puerta la convertibilidad del dólar al euro. Por lo que en estos años, algunos países comenzarán a sonar más de lo normal: Corea del Norte (porque pudo convertir sus reservas a euros sin conflicto aparente) y Japón (porque es el mayor tenedor de dólares fuera de los Estados Unidos). Ambo fronterizos y cercanos a Estados Unidos por el océano pacífico. Este es el panorama actual. Ahora avancemos un poco más.
Si el mundo comprendiera lo que se están jugando los de Washington, el pánico sería generalizado. Pero el vulgo desconoce de este proceso que se está gestando en torno al dólar. Por ello, debemos pensar un poco más. Por lógica, si el dólar (al igual que ninguna moneda) no es digno de ser patrón (por ser un simple papel y no un bien) quiere decir que igualmente el euro correría la misma suerte si éste pasara a ser patrón. Entonces quienes eufóricamente desean socavar de una vez y para siempre al país más agresor del planeta (con la conversión masiva de reservas a euros) sólo estarían tomando represalias (y con razón) contra los Estados Unidos; pero abonando el terreno para que algo similar ocurra tiempo después con el euro u otra moneda.
Las economías del mundo están enfermas a causa de un excedente de dólares, y convertirlos a otra moneda significaría pasarse el cáncer de un pulmón al otro. Para que tengamos una idea de la gravedad del asunto, tomemos en cuenta que los analistas dicen que el hueco fiscal de los Estados Unidos (e implícitamente del dólar) ronda el 300% de su PIB. Por lo que convertir el dólar, significaría absorber el mismo déficit.
Los países más atentos a este tema (aunque todos lo están) han optado por tener reservas mixtas (por ejemplo: China, Rusia y Venezuela) pero esto también es un problema porque quiere decir que se asume provisionalmente que tanto los Estados Unidos como la Unión Europea se repartan las ganancias del actual sistema monetario, cuyo basamento es la emisión de billetes que luego cambian por materias primas que no producen. No nos engañemos, cualquier nación que lidere economías, emitirá más billetes de los que puede sustentar. Entonces la crisis es simbólicamente materialista.
Por lo tanto, hay que buscar un valor real, tangible, un bien que verdaderamente valga y sea útil; algo que el oro no pudo cumplir. Fíjese que el oro no es comestible, no es medicinal, no se usa en la construcción, no es pieza importante de ningún artefacto y sin embargo desde que se abandonó su patrón, su costo pasó de 35$ a 900$ la onza. Pero si el patrón oro falló, fue porque dejó de serle útil a sus tenedores; así como está dejando de serlo el dólar y dejaría de serlo el euro. Esto quiere decir que no se volverá al patrón oro, al menos por sensatez.
Ahora bien, sumemos utilidad con escasez y obtendremos el nuevo patrón en puerta: Oil Standard o patrón petróleo. Ya deberíamos comprender por qué la guerra contra Irak se emprendió de todas, todas: porque era la única alternativa. Por eso, debe revisarse concienzudamente el mapamundi y observar que donde hay petróleo, hay conflictos y divisiones. Pero el patrón petróleo no puede darse tan fácilmente. La razón es muy sencilla: porque el petróleo está en países no industrializados. Es decir, el petróleo lo tienen otros distintos a las potencias mundiales. Implementar el patrón “oro negro”, significaría que se revertirían las relaciones de poder. En esto, tanto China, Japón, Estados Unidos y la Unión Europea están de acuerdo. Se debe arrebatar el petróleo para que siga subsistiendo la hegemonía.
Las alternativas que les quedan a las superpotencias son dos: tomar control del petróleo e imponer su patrón y/o inventarse otro patrón más global que el dólar. La primera alternativa implica acciones militares tales como las realizadas en Irak. La segunda alternativa implica crear un nuevo sistema monetario relacionado con el dinero electrónico o algún otro tan especulativo como la moneda. Uno de los talones de Aquiles del sistema Bretton Woods es que requiere que la gente se endeude. Así que mientras el sistema financiero pueda masificar el endeudamiento (con instrumentos como las tarjetas de crédito, los créditos indexados y las transacciones por Internet) podrá sostenerse el dólar. Cualquier gobierno que rompa con ese modelo, atentará directamente contra las bases de ese sistema.
Para combatir estos dos escenarios, debería implementarse por sensatez de nuevo el trueque como sistema alternativo. Intercambiar bienes/servicios por bienes/servicios sería mucho más sano para una economía que acumular los especulativos billetes. Tan contundente es este mal del dinero que Japón presenta una crisis económica por superávit. Es decir, por tener excedentes de divisas en sus reservas. Venezuela ha sido pionera en implementar sutilmente esta modalidad acordando intercambios de petróleo por mano de obra o bienes de consumo; y estoy seguro de que muchos analistas ven –en silencio– esto con buenos ojos.
Otra solución irónicamente salomónica consistiría en la creación inmediata (en los próximos 10 años) de una moneda única latinoamericana. De tal manera que Estados Unidos y Japón tendrán su crisis de dólares; Europa su crisis del euro y nosotros nuestra crisis de moneda. Esto establecería un “equilibrio” de males. Es decir, cada cual cargaría con su respectivo problema inflacionario; y lo más seguro es que Estados Unidos se convierta en nuestro deudor.
Para finalizar, quisiera decirles que tomar el control del petróleo e imponer su patrón es casi imposible para las superpotencias. Más fácil sería bombardear los países y resolver acabar con el planeta. La razón es muy sencilla: ¿se imagina lo que significa tomar el control de al menos dos países árabes junto con Venezuela e imponer un clima de paz suficiente como para que sean ellos quienes establezcan el Oil Standard? Para ello tendrían que desestimar la opinión pública mundial. La palabra Oil Standard no puede sonar en la mente de la gente hasta tanto el petróleo no pase a manos de los poderosos del planeta. Curioso es que el patrón oro se impuso exclusivamente porque en aquel entonces el principal tenedor de reservas en oro era Estados Unidos, el cual lo acumuló porque parte del pago de la deuda del plan Marshall se hizo con ese metal (que a su vez sabemos de dónde provino) Divúlguese este concepto ahora y verán cómo los ojos del mundo recaen lujuriosamente sobre Venezuela: el último país al cual le quedarán reservas de petróleo. Esto será dentro de –a lo sumo– 200 años.
1 comentario:
Puta madre, y a pesar de todo el petróleo y toda la cosa, los venezolanos seguímos pasando demasiada roncha... pero bue...
Un abrazo mi pana y fino que decidiste compartir el artículo de tu pana con nosotros.
Publicar un comentario